Pedro Rodríguez: «El que hace trampas en el golf, también las hace en la vida»

EMILIO PÉREZ DE ROZAS, elperiodico.com, Catalunya.

La Federación Catalana de Golf cumple 40 años, los mismos que lleva este encantador bisabuelo jugando.

–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: el golf es el único deporte en el que te espera la pelota. ¿Me lo puede explicar?

–Perdón, ¿usted lo ha probado? ¿Ha sentido la tentación de probarlo?

–No, ni la sentiré, estoy seguro.

–Entonces le voy a disculpar ese juicio porque, si no lo ha probado, comprendo que hable así del golf. Y, siguiendo con su broma, le diré que la pelota, no solo te espera, sino que se está quieta mientras la golpeas. Si quiere le doy algunos motivos por los que el golf es un deporte único.

–Que sepa que estoy bien informado y sé que usted, gran esquiador y mejor gimnasta, nunca le tuvo demasiado cariño al golf, lo consideraba más un juego que un deporte.

–Cierto, sí, tiene usted razón pero lo probé y caí en sus redes hasta el punto de que empecé siendo jugador, pasé a ser directivo y he terminado sirviendo a los que juegan.

–¿Qué le hizo jugar a golf?

–Hace 38 años me extirparon un pulmón en la clínica Mayo de Rochester (EEUU) y, al salir del hospital, el cirujano me dijo: «Usted, amigo, que ha hecho deporte toda la vida, ha de seguir practicándolo. Si no hace deporte, será un enfermo toda su vida. Y usted no es un enfermo, es un operado». Probé y me gustó, me encantó. Bueno, hasta ahora, que llevo 38 años practicándolo.

–Me decía que iba a enumerarme un puñado de motivos para incitarme a jugar a golf. Soy todo oídos.

–El golf genera salud. Caminas, te esfuerzas, compartes conversación, reflexionas, dialogas. El golf te obliga a concentrarte, lo cual, luego, te sirve para aplicarlo en tu vida cotidiana. Esa concentración y disciplina que exige el golf para jugarlo a buen nivel, la extiendes luego a la familia, al trabajo, a tu relación con los demás.

–No será solo por eso por lo que la gente se engancha al golf.

–La enorme dificultad que tiene jugarlo bien también es otro de sus atractivos. Y parece que debería ser a la inversa, es decir: cuanto más fácil es jugar, más gente se apunta. Y no. Esa motivación de superarte día a día, de mejorar tu hándicap, de hacer menos golpes que hace un mes o dos, se convierte en un reto personal muy motivador. Eres tú contra el campo. Tú contra ti mismo. Tú eres tu propio juez y árbitro.

–Pues tengo entendido que hay muchos que hacen trampas.

–En el golf, al que hace trampas se le nota enseguida. Es más, los conocemos a todos. Y le diré que el que hace trampas en el golf, también las hace en la vida. Y allá él. Es como hacer trampas en el solitario, igual.

–¿Y cuáles son las trampas más habituales de estos pillos?

–Decirte que han hecho menos golpes de los que han hecho. Discutir la cuenta. «He hecho 6″, te dice. Y tú, que lo has visto, le dices :»Pero si te he visto dar 8». «Vale, pues apúntame 7». Y ya te ha guindado un golpe. Cosas de bobos. Jugar con alguien que hace trampillas no te sale a cuenta porque, al ir pendiente de sus cuentas, pierdes la concentración en tu recorrido y no disfrutas.

–Habrá quien mueva la bola.

–Uffff y tanto, sobre todo si la tiene fuera de la calle. Cuando llega donde le ha quedado, ¡zas!, le da una patadita o la empuja disimuladamente con la puntita del palo o, peor aún, está conchabado con su caddy, que llega antes y la mete en calle. Insisto, unos bobos, a los que conocemos todos y a los que tratamos de evitar.

–Me han dicho que usted es de los veteranos buenos, buenos.

–Lo que tengo son buenos amigos. Yo, si algo lamento, es haber empezado demasiado tarde a jugar a golf, pues hubiese podido aprender como toca y no ser tan autodidacta. Ahora, a los 87 años, he perdido ya unos 50 metros de potencia, mi concentración no es la que era, mi variedad de golpes ha disminuido y mi equilibrio es bastante inestable, así que, cuando golpeo, he de ir con cuidado de no pretender balancearme tanto como antes, pues, tras conectar el golpe, corro peligro de caerme.

–Pero sí me han dicho que acaba de comprarse dos palos nuevos que son una virguería.

–Bueno, sí, son de los que llaman híbridos, es decir, formato de madera y composición de hierro. Solo pesan 46 gramos y tienen el peso repartido de tal manera que su centro de gravedad está en la parte más baja y trasera, lo que te permite imprimirle a la bola más velocidad con menos esfuerzo. Yo, insisto, ya no estoy para muchos trotes. Van bien, sí.

–Oiga ¿usted cree que Sergio García alcanzará a Tiger Woods?

–Lo dudo. El poder de Woods está en su mente, se concentra mejor que nadie, solo se preocupa de él, de su recorrido, vuelca toda su fuerza mental, técnica y física en cada golpe que da. Sergio es extraordinario, un portento, pero me temo que está más pendiente de lo que hacen los demás que de concentrarse en el golpe que ha de conectar. Y tampoco le veo con el espíritu ganador y de superación de Rafa Nadal, que no ha parado hasta que ha alcanzado y superado a Roger Federer.

Publicado: 15 noviembre, 2008 - Por admin - Leer mas...

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