marcelo barba mhbarba@gmail.com
Pensé que debería encontrar una explicación lógica para deducir definitivamente que pasaba con ese hoyo en particular, dado que por algún motivo, antes de jugarlo ya intuía que me iría mal, como siempre…

Cada vez que lo enfrentaba terminaba en el agua ó sumando golpes; rematándolo en doble boggie como mínimo. De alguna forma había grabado en mi mente un video que reproducía fielmente una serie de errores -inesperados- que me desconcertaban.
Analicé cada punto. Lo estudié con objetividad para descubrir si se trataba de un hechizo brujo ó de mi ‘mala predisposición’… y recién ahí me acerqué un poco a la respuesta.
Después de asesorarme más, llegué a la conclusión que ese «efecto-brujo» es Mental. Que les pasa a otros golfistas también, que sin ninguna explicación aparente llegan a un determinado lugar (siempre es el mismo hoyo) y cumplen con su «Profecía Auto Cumplida…» Leer más …
Publicado: 7 octubre, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H. Barba
La simple acción de hacerle una pequeña marca a la pelota que usamos para el juego, más allá de las que trae de origen, es una medida inteligente que nos ahorrará discusiones, multas, eventuales errores y enojos con otros compañeros de juego.

Ej.: Tira Roberto…, tira Juan… y hace lo propio Alfredo… Todos salen caminando para encontrarse con su propia pelota y realizar sus segundos tiros, pero como también juega la casualidad, tanto Roberto como Alfredo van a parar al mismo sitio, digamos que sendas pelotas (blancas, esféricas, de la misma marca y sin ninguna identificación especial que las distinga) están ahí, separadas por escasos centímetros una de la otra.
Aquí aparecerán algunos escenarios interesantes para analizar:
a) Que alguno o ninguno recuerde con qué pelota jugaba… con lo cual, posiblemente nadie se pondrá de acuerdo con la propiedad de cada esfera. Habrá que tener paciencia y hacer de cuenta que cada cual perdió su pelota, retroceder hasta el sitio donde se ejecutaron los tiros y volver a impactarlas sumando la multa correspondiente que indican las reglas para estos casos y para cada jugador.
b) Que alguno reconozca como propia a una de las pelotas encontradas, pero el otro no… con lo cual vale lo indicado arriba pero sólo para uno de los golfistas.
c) Que ante la imposibilidad de identificar fehacientemente la pelota encontrada se genere una discusión –intransigente-, se atrase el juego y se deba recurrir a una ayuda externa que indique una salida más formal al inconveniente.
Para estos casos, para tratar de demostrar la propiedad de una pelota con algún ‘antecedente’… se me ocurre demostrarlo por la vía de la confianza, es decir, si compramos una caja o tubo de 3 pelotas, podríamos exponer que la no identificada formaría parte del trío que adquirimos, ya que por su estado, marca y número coincidiría con las otras dos pelotas que aún resguardamos, con lo cual, por esta vía ‘podríamos’ demostrar –lo digo potencialmente- el origen de la esfera, aunque todo será relativo y como suele suceder con el Golf, siempre dependerá del grado de honestidad del propio jugador.
Ahora bien, si ambas pelotas en disputa no se pueden identificar ni diferenciar, la cosa es de rigor para ambos jugadores y habrá que aplicar las Reglas 12-2 y 27-1, considerando a ambas pelotas perdidas. Aun así, cuidado cuando la pelota se encuentra medio enterrada en el rough o con dificultades para observarla, porque habiendo anunciado previamente la intención de identificarla (a su compañero, marcador o co-competidor) y la misma se toca y/o se rota; el jugador que lo haga incurrirá en una penalidad por tocar la pelota de manera distinta a como lo establecen las Reglas (Regla 18-2a), salvo que previamente hubiera marcado su posición.
Según las Reglas 12-2 y 20-1, la pelota puede levantarse -o tocarse y rotarse- con el propósito de identificarla, pero después de marcar su posición. Si el jugador hubiera marcado la posición antes de rotarla, no habría penalidad, suponiendo que la pelota al rotarla no se hubiera limpiado más de lo necesario para identificarla.
A este punto, queda claro que hacerle una marca de identificación a nuestra pelota, terminará siendo un gran negocio para todos, especialmente para nuestro propio score…
Finamente sólo me queda proponerles buena creatividad, para elegir y colocar una marca las ‘esferas’ que identificarán como propias… y como siempre, desearles suerte en su próximo encuentro.
Hasta la próxima.
Marcelo H. Barba
Publicado: 2 septiembre, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H. Barba.
Todo se inició cuando «Jaure», un amigo de nuestra tradicional línea de juego, hizo un comentario sobre el nivel de hipocresía que se observa en el Golf… Me dijo: ¿por qué no escribes algo sobre este tema…?

Lo miramos sorprendidos pero enseguida entendimos a qué se refería, es decir, a los falsos ‘piropos’ que normalmente nos propinamos los unos a otros cada vez que ejecutamos un tiro… ¿Somos sinceros…?
Allí mismo comenzó un divertido diálogo y nos imaginamos algunas frases célebres que intentamos traducir desde ‘el otro yo’ del hipócrita, festejando cada ocurrencia y pensando una larga lista de situaciones típicas.
Leer más …
Publicado: 20 agosto, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H. Barba
Si, reglamentariamente sabemos que no podemos cargar más de 14 palos en nuestra bolsa, pero la realidad es que llevamos esa cantidad sin haber estado convencidos de utilizarlos, es más, si pudiéramos llevaríamos 30 !!

Creo que hasta podríamos comparar la bolsa de palos con una buena y completa caja de herramientas.
Para quienes gustan este tipo de elementos (me encantan las herramientas), al ingresar a algún ‘súper’ del tipo Walmart por Ej., en el sector de ferretería no puedo dejar de ilusionarme con los materiales exhibidos. Si pudiera me llevaría hasta una sierra para árboles…
Si pienso en las mujeres, creo acercarme con un modelo similar observando la bolsa (la cartera que utiliza para salir a la calle) de mi propia esposa, que no está lejos de parecerse a una caja de herramientas. Diría que asombraría al mejor mago del planeta cuando comience a sacar uno a uno los elementos que guarda… y obviamente, todos clasifican como ‘vitales’… e imposibles de no llevarlos consigo.
Con nuestra bolsa de palos, pasa algo parecido. Si mirásemos detenidamente el estado de los ‘grips’ (empuñaduras) de cada palo, notaríamos que algunos tienen la apariencia de no haber sido utilizados desde que los compramos. Díganme si acaso el grip del sand presenta el mismo desgaste que el del hierro 3… Fíjense el estado de las caras y sus estrías.
Para mí la respuesta a esta ‘exageración’, si me permiten el eufemismo, pasa por otro lado. Cuando queremos imitar a los grandes profesionales en sus estilos, en su perfección, en su juego en general… y no podemos; sin embargo nos resultará más fácil emularlos, adquiriendo las mismas marcas y elementos que ellos.
Más allá de ser una cuestión de márketing (inyectado a nuestra mente con miles de horas de campañas televisivas, revistas, etc.) existe una cuota personal de imitación –inconsciente- que hace que, quien se considere ‘golfista’ y además desee que lo identifiquen como tal, deberá parecerse con el mismo atuendo y elementos que transporta un verdadero ‘Sr. Golfista’; es decir, en sus ropas, zapatos, guantes, gorras y por supuesto en una bolsa con 14 palos… de ser posible de la misma marca y modelo.
No olvidemos que, en cierta medida, el Golf además de considerarse una verdadera disciplina, no deja de ser un hermoso y divertido “juego” y como tal, enciende nuestro natural perfil lúdico.
Esto nos retrotrae a nuestra infancia; donde para serlo también había que parecerlo… Es decir, cuando jugábamos a los Cowboys deberíamos tener como mínimo, un sombrero de Cowboy, algún revólver en la cintura y de ser posible un par de botas… del mismo modo que, quien oficiase de indio, debería tener todo su aspecto con pluma, arco y flechas.
Entonces, si ‘jugamos’ a ser golfistas, ¿cómo no vamos a tener todo eso que tiene un Golfista profesional de la tele…? Además de serlo deberemos parecernos. Funciona así.
Tuve la fortuna de ver la película de Severiano Ballesteros (“Seve”) que a modo de crónica, nos muestra la historia de este maravilloso Golfista desde su etapa de niño campesino, amante del Golf desde su adolescencia, viviendo en un seno familiar austero, donde cada cual se ganaba el sustento duramente. Seve, tuvo siempre la esperanza de ser jugador y Campeón. Muestran cómo comenzó su grandiosa experiencia usando su único y primer palo, un hierro 3 armado por él mismo, con una cabeza real que le regaló uno de sus hermanos y una vara de madera que Seve le ató a la misma. Ese único elemento le sirvió tanto para el fairway, como para los bunkers, las salidas y los approaches… Algo que a mi juicio deberían ver todos los amantes de este deporte.
En otra oportunidad asistí en un club, a una charla para jóvenes golfistas que impartía el Maestro Roberto De Vicenzo. Me ‘filtré…’entre los chicos que escuchaban al Maestro que les decía cómo con un hierro 3 (precisamente), modificando el stance y el tipo de swing- se podía dejar a la pelota muy cerca de las banderas de 20, 50 y 100 metros. Les hablaba de la confianza que uno en definitiva genera con sus palos y de la mucha práctica. Decía que se podría recorrer todo un campo de Golf utilizando exclusivamente un hierro 7, por Ej., inclusive para usarlo desde la arena.
No me considero trasgresor pero sí un profundo cuestionador, trato de encontrarle las explicaciones (que puedo) a cada situación, como por ej., al ridículo uso que se le da al guante en la mano que toma al palo.
Créanme que es un elemento absolutamente innecesario para ‘nuestro nivel’ de golfistas, ya que nace y se utiliza en los niveles donde se practica diariamente (más de 4 horas diarias), se compite semanal o mensualmente y se trata de evitar callosidades o durezas incómodas para obtener la mejor sensibilidad a la hora de ser precisos. Eso también explica el motivo por el que los profesionales se quitan el guante cuando utilizan su putter sobre el green…
Cuando señalé ‘nuestro nivel’ de golfistas, me referí al segmento de amateurs al que pertenecemos, que muy rara vez (nunca) practicamos más de 4 horas cada día, ni tampoco intervenimos en torneos como los profesionales. Pero más allá de eso, no se nos debe escapar del análisis, el swing y las velocidades que imprimen los ‘Pro’ en cada uno de sus golpes, respecto de los amateurs; mientras que el 90% de los jugadores de ‘nuestro nivel’ raramente supera una velocidad de swing de 60/70 MPH (Millas por Hora), el de los profesionales ronda y a veces supera los 120 mph.
Como ejemplo, menciono con orgullo a un gran exponente sudamericano, Jhonattan Vegas, que registró la velocidad más rápida de cabeza del palo, con un golpe a 134.33 Mph (medido por computadora). Imagínense cómo le quedarían sus manos luego de horas y horas de práctica, si no utilizase alguna protección para sus palmas…
Sin embargo… todos los amateurs (lejos de llegar a igualar semejante potencia y velocidad) utilizamos el inexorable guante, muy especial, vistoso, de colores, con alguna publicidad y por supuesto, costoso…
Voy a ser aún más incisivo (pidiendo disculpas anticipadas a las conocidas marcas de palos de Golf):
Todos hemos adquirido nuestro equipo (me refiero a los hierros y maderas) ya sea que fueran usados o nuevos, fuimos a una tienda, elegimos dentro de nuestros presupuestos a las mejores marcas (obvio no cualquier marca, sino aquellas que usan los profesionales) compramos orgullosos nuestros palos y los cargamos en una bolsa: Al rato salimos al campo con la mejor expresión de felicidad… por sentir que ya pertenecíamos.
A la hora de comprar los palos, casi ninguno de los amateurs que conozco (me incluyo en mis primeras experiencias) tuvo la mínima precaución de probar e intentar otras opciones más ‘adecuadas’ a nuestro cuerpo, altura, swing, etc. Compramos elementos ‘estándares’ que obviamente también son aptos para Carlos, Sergio, Juancito y fulanito, como si se tratara de una prenda de vestir de talla “Medium”.
No obstante, como dije en otra nota reciente, referida a la Maduración de nuestro juego y a las exigencias que nosotros mismos nos iríamos proponiendo con el tiempo, a medida que alcanzáramos cierto nivel de experiencia, comenzaríamos a notar que no todo es lo mismo ni igual… que nos haría falta ‘algo más’ que nos ayudase a ajustar técnicas y habilidades. Un fitting, por Ej.
Recién después de atravesar por un proceso de fitting completo, con una guía y orientación profesional con cada elemento a testear, estaríamos en condiciones de elegir cuál sería la mejor varilla en función a nuestra velocidad de swing, para que cada uno de los palos que utilizamos en el campo rinda al máximo. Cuál debería ser el mejor loft para nuestras maderas y si realmente necesitaremos cargar por Ej., con un hierro 3 o un híbrido. Todo eso… sin siquiera hablar de marcas o modelos en particular.
Cuando miremos nuevamente dentro de nuestra bolsa de palos, qué cosas llevamos y para qué las utilizamos… así como cuando nos pongamos el infaltable guante en alguna de nuestras manos, o determinado gorro sobre nuestra cabeza, si es que no cobramos ningún dinero por publicidad, pensemos un minuto en esto que les digo aquí: en el real motivo y justificación de su uso. De la misma forma que cuando queramos sacarle mucho rendimiento a los palos ‘comerciales’ que alguna vez compramos y no podamos sino a través de un análisis de fitting.
Tal vez estemos intentando usar un martillo para ajustar un tornillo y nadie nos advirtió que no es la herramienta adecuada, o probablemente, nuestro físico haya sufrido algunos cambios con el tiempo (la edad, la disminución de potencia) y por fin necesitemos ajustar la dureza de las varas y recurrir a un cambio muy positivo. Nunca es tarde.
Que disfruten del Golf entre amigos y siéntanse respaldados por las mejores marcas…!!
Hasta la próxima.
Marcelo H. Barba
Publicado: 25 junio, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H. Barba
Después de explicaciones, idas, venidas, profesores… e instrucciones, no me quedó otra que abdicar en mi intento de convencerla para que jugásemos juntos.

En realidad hice un esfuerzo y hasta conseguí un buen profe, pero como a mi esposa no le atraía el Golf era casi imposible persuadirla, sobre todo, por lo que significaba su decisión en términos de compromisos horarios, de prácticas y algunos cambios de hábitos (alejarse un poco de sus amigas precisamente los fines de semana, cuando podíamos dedicarle horas a la práctica y al juego). Leer más …
Publicado: 24 junio, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H Barba.
Diría que es imposible para nuestro nivel de juego (y hasta el de los profesionales), no visitar el rought cada vez que jugamos. Sería como pensar que nuestra suegra nunca vendrá de visita a casa, por unos días…

Hubo un ‘gigante’ del Golf, el querido Seve Ballesteros que decía: “Me gustaría que los fairways fueran más estrechos. Así todo el mundo tendría que jugar desde el rough, no solo yo…”y lo expresaba así, porque con su potencia visitaba frecuentemente a esos pastos. Aunque sabemos (lo podemos revivir por Internet) que allí comenzaba su magia y nos hacía sentir que no había nada que lo detuviera, ni siquiera ejecutar un tiro de recuperación desde una playa de estacionamiento… Leer más …
Publicado: 10 junio, 2025 - Por admin - Leer mas...
Hace unos días miraba la tele. Mientras hacía ‘zaping’ para encontrar Golf, me puse a observar con detenimiento a un equilibrista en su riesgosa caminata. Un tipo súper concentrado caminando sobre un cable a más de 15 metros de altura (creo…).

Este acróbata hacía algo muy claro para no caerse, no observaba nada que no fuese el punto de llegada. Nunca miró hacia atrás ni para abajo. Quizás ello lo hubiera sacado del ‘trance’ en el que estaba, con el consecuente peligro para su vida. Leer más …
Publicado: 5 junio, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo Barba
Promediaba el hoyo 11 y en realidad no había ejecutado un tiro ‘tan’ malo, simplemente apunté allí y salió
precisamente hacia allí… hacia las raíces de ese añoso, gigante y hermoso árbol a un costado del fairway.
Una pena, pensé, porque hubiera sido un buen tiro…
Bastante molesto, me dirigí a preparar la próxima ejecución, rumiando pero a la vez esperanzado en que,
con un hierro 7 podría volver al pasto y recuperar la compostura para afrontar el resto del hoyo, desde
unas 90 yardas, quizás más.
Dejé mi bolsa a unos metros del árbol y me fui agachando entre unas ramas hasta donde suponía estaba
escondida mi pelota, pero ya llevaba en mis manos el hierro siete. (Primer error)
Sin advertir ni observar con mayor detenimiento el asiento de la pelota, me preocupó más la altura de
ciertas ramas que me impedían realizar un swing completo, con lo cual, tomé el palo más corto y le pegué
con todas mis fuerzas. (Segundo error…)
Alcancé sólo 40 yardas… con la cabeza de mi pobre hierro 7, que se desprendió de la vara cuando impacté
de lleno a una de las raíces del gran macizo (que parecía reírse de mis resultados); y me temblaron hasta
los dientes postizos…
Acababa de asistir una nueva lección de Golf, en vivo, con mi propia persona y con mi ‘ex-hierro7’.
Qué aprendí:
Primero, que antes de ir tan decidido a pegar un tiro, tomando automáticamente el palo que
‘supuestamente’ creía me ayudaría a recuperar la situación, nunca debí dejar la bolsa sobre el fairway (por
vago y por creer que ese era un tiro más), en cambio, debí haberme acercado hasta la pelota con todo el
equipo y recién allí tomar la mejor decisión sobre qué palo utilizar…
Esto es Golf amigos, y nada se puede dar por supuesto, ni conocido, ni superado; cada golpe es diferente al
que ‘creemos’ dominar. Pero de todo se aprende.
Segundo, antes de impactar una pelota en las zonas cercanas a cualquier tipo de árbol, tendría que
haberme asegurado (más allá de poder realizar un swing completo) si el asiento donde reposaba la misma
era bueno, sobre todo, porque podría descansar justo detrás de una hermosa y gruesa raíz disimulada y
bien tapada con otras hojas, pero me ganó la ansiedad… y lo pagué caro.
Salí debajo del árbol empuñando una vara descabezada y tratando de encontrar la otra parte que había
volado junto con la pelota… las encontré a ambas y traté de borrarme el episodio, aunque no pude.
Para no aburrir a nadie, diré que no fue mi mejor día de Golf. Esa imagen me persiguió hasta el 18.
No obstante lo desventurado del episodio, confieso que aporté una cuota de alegría para los amigos que me
acompañaban en la vuelta, ya que no pudieron aguantar sus carcajadas y bromas sobre mi vehemencia
(que obviamente compartí durante y después del encuentro, pero sin mi 7…)
Qué debí hacer y no hice..?: a) Llegar a la pelota, verificar que efectivamente era mi pelota; b) Calmarme;
c) observar todo lo que podía, incluyendo las raíces y demás elementos que rodeaban a la misma (quizás
pudiendo limpiar mejor la zona que rodeaba a la pelota, evitando moverla); y d) recién ahí elegir el palo
más adecuado para quitarla, sin la intención de ganar más distancia de la que necesitaba… Esta breve
rutina me hubiera ayudado por ejemplo, a seleccionar el putter (sí… un putter) para sacarla hacia un
costado, evitando la raíz pero alejándola lo suficiente de la zona de riesgo.
Estimados golfistas… creo que cuando uno ejecuta un tiro -no tan bueno- y, lamentablemente termina con
su pelota pegada a un árbol, tiene que mentalizarse (prepararse mientras camina hacia ella) que ese
simple hecho hará que perdamos mínimamente una ejecución, ya que será poco probable, salvo que se
arriesguen a quebrar la vara del palo, que podamos recuperarnos de esa zona ciega y complicada hasta
para hacer un swing; lo más importante en todo caso, será calmarnos, respirar 2 o 3 vece con profundidad
y resignarnos, cualquier otro tipo de reacción ‘intempestiva’ nos ayudará a cometer errores, a sumar golpes
y furia…
Mis deseos de buen Golf, con muchos amigos; pocos árboles en el camino (y que cuiden mucho a sus
palos).
Hasta la próxima
Marcelo H. Barba
Publicado: 6 mayo, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H Barba
Estar preparados para asumir un nuevo plano de desafío es fundamental, pero no dejemos que el miedo o la vergüenza nos frenen nuestra voluntad para abordarlo.

Créanme que uno nunca se sentirá al 100% listo, sino hasta que comience a hacerlo.
Como muchas personas un día me empezó a atraer el Golf. De aquel día ya pasaron más de 30 años. Leer más …
Publicado: 19 febrero, 2025 - Por admin - Leer mas...
Marcelo H Barba
Uno de los elementos más importantes de nuestro equipo son las pelotas, además de los palos, obviamente.

Si no prestamos atención a su estado, estaremos regalándole distancia y precisión gratuitamente a la cancha y con ello probablemente desperdiciaremos excelentes ejecuciones.
No es un hecho menor que existan tantas e importantes marcas de pelotas, con variados modelos, componentes internos, terminaciones y durezas. La tecnología para fabricarlas avanzó significativamente en el tiempo, sin embargo, todas las marcas y modelos tienen una característica común: los hoyuelos que cubren el 100% de su superficie.
Esas pequeñas depresiones se llaman Dimples y existe abundante literatura al respecto, como para saber más de sus formas y de las cantidades que posee cada pelota, pero digamos en términos generales que cada bola posee entre 300 a 400 concavidades y que podrán presentase como círculos, hexágonos u otras geometrías.
Hasta hoy (más allá de las reglas sobre, que básicamente acotan su peso y diámetro) no apareció ninguna pelota que reemplace esa ‘particularidad’, pues parece ser la única forma aerodinámica disponible para que la bola impactada vuele a gran velocidad, se mantenga por más tiempo en el aire y se gane más distancia en cada golpe.
En cambio una pelota lisa, sin ‘dimples’, al volar crearía un efecto de baja presión por detrás de la misma, dicho efecto no haría más que aumentar la resistencia haciendo que caiga más pronto. Los hoyuelos en la esfera impedirán entonces, que se generen efectos aerodinámicos no deseados y que la bola se ‘sustente’ en el aire por un lapso mayor.
Ahora bien, cuando jugamos en un campo húmedo y embarrado, toda la suciedad que se adhiera a la pelota, hará que dichos hoyuelos queden tapados, conformando zonas lisas en un gran porcentaje de la superficie; motivo por el cual es más que aconsejable limpiarla cada vez que esté permitida esta acción; por ejemplo, cuando se habilita el juego con “lie mejorado” donde podremos marcar, levantar y limpiar nuestra bola sin cometer infracciones.
No obstante, juguemos o no con lie mejorado, he visto y todos podemos observar con mucha frecuencia que muchos golfistas desde el tee de salida inclusive, apoyan su pelota con suciedad, sin advertir que no es un problema de higiene o de basura, sino de performance en el vuelo de la misma…
Es interesante recurrir a la historia de los comienzos de este deporte-disciplina, porque las primeras pelotas que usaban quienes nos precedieron, eran totalmente lisas. En el mejor de los casos esféricas, pero recubiertas con un cuero cosido por dentro y llenas de plumas de ganso… Para leer un poco más sobre este tema en particular y conocer cómo cambió la pelota de Golf que hoy utilizamos, les recomiendo ingresar y aprovechar la información que nos ofrecen en este link: http://naukas.com/2011/04/04/por-que-las-bolas-de-golf-tienen-agujeros/
Que tengan un buen fin de semana –sin lluvia ni barro– y no olviden de mantener brillantes las pelotas de Golf en todo el recorrido…
Hasta la próxima.
Marcelo H. Barba
Publicado: 14 enero, 2025 - Por admin - Leer mas...