marzo 20, 2019

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Marcelo H Barba

Hoy no voy a hablar de Golf. O mejor dicho, no tengo el espíritu para hacerlo, conociendo la lamentable situación por la que están pasando mis amigos venezolanos, que entre otras cosas, comparten conmigo temas de la vida y del Golf.

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Frente a esta situación me pareció desubicado o políticamente inconveniente, desarrollar una nota de Golf impermeable a los sucesos, como si nada importante pasara en la vida personal de nuestros amigos.

En este caso y a mi entender, si bien un artículo de Golf no representa un show ni nada parecido, el ánimo que debe imperar es de respeto por quienes hoy se debaten en un futuro incierto e inseguro, pero con ganas de volver a rescatar ese espíritu ‘chévere’ que los caracterizaba.

Desde Argentina leo y escucho lo que ocurre en Venezuela. Más allá de lo que dicen los diarios y las noticias de la tele, no vislumbro otra perspectiva que no sea trágica. Íntimamente siento el desamparo, violación y abandono de sus ciudadanos; y lo peor es que presiento la gestación de un profundo clima de replanteo (¿revolución?) prácticamente imparable. Un caldo espeso, desagradable, que hierve y que derramará dolor entre hermanos. Ojalá esto nunca suceda.

Resulta incomprensible que en el año 2019, un país desarrollado, con tremendo potencial y riquezas, con profesionales, gente honesta, trabajadora y feliz; se encuentre casi sumergida en la tristeza de un caos, sin energía, ni agua, ni medicamentos, entre tantos otros faltantes. Más inexplicable, es que su supuesto gobierno democrático niegue la ayuda humanitaria de otros países. Parece algo demasiado exagerado como para describir una realidad del siglo XXI.

La pregunta es: ¿hasta cuándo Maduro…? ¿Hasta cuándo lo apoyarán…? Porque la gente, sus trabajadores y empresarios (hasta gran parte de los militares mismos), lo quieren ver derrocado; pero no se vislumbra un plan inmediato ni pacífico para lograrlo sin perder más vidas de sus propios ciudadanos y hermanos.

No hay una guerra, sin embargo el mundo asiste y percibe una Venezuela a punto de estallar en una rebelión civil anunciada, lógica, hasta necesaria para su futuro… Pero el gran deseo de todos es que lo hagan en paz y con diálogo.

Es lamentable llegar a esos límites para solucionar un tema que parece ‘personal’, propio de un intransigente mediocre y corrupto dictador de turno. Y la historia en ‘nuestros’ países se repite…

Mi opinión es que nuestros pueblos en definitiva, son los culpables directos de los gobernantes que elegimos. Y lo digo precisamente desde la Argentina, casi con pudor y con los mismos problemas de ignorancia, pérdida de memoria colectiva, ausencia de educación y ‘clientelismo’ barato, donde aún a pesar de haber demostrado manifiestamente el altísimo grado de putrefacción de sus gobernantes, la Justicia no actúa, sigue ciega y sorda, parece estar respondiendo como cómplice ilícita a esos corruptos que continúan libres, e incluso, los deja ocupar un sitio en el parlamento y los cubre con un halo de protección que los blinda de cualquier destitución, juicio y cárcel.

Creo entender que lo que ‘nos’ sucede, a los países latinos sobre todo, es un costo de aprendizaje y crecimiento inevitable. Un precio que tenemos que pagar mientras pasamos de un estado de ‘adolescencia democrática’ hacia la gestación de una república adulta y más justa.

La dictadura es fatal, nadie discute que es una de las peores situaciones en las que puede hundirse un pueblo, tenemos sobradas muestras en casi todos los países de América del Sur… pero reconozco también, que un sistema democrático “infantil” y sin una Justicia que funcione hasta con Dios, también se termina pareciendo a una dictadura…

Cambiar las decisiones caprichosas de un dictador, por otro mecanismo como un congreso ‘que se dice’ democrático, pero que en realidad funciona como un ente aprobador de las brutas decisiones del tirano (más una Justicia ausente), es la peor combinación y receta para evitar el desarrollo sano y progresivo de cualquier pueblo.

La usencia de La Justicia abrirá la puerta y pondrá una alfombra de bienvenida a la peor lacra de ladrones, mediocres e incapaces para que accedan al poder, nos saqueen y nos dirijan. Será difícil desalojarlos, pero no imposible…

Les mando a todos mis amigos de GR – Latino y a los lectores de su excelente sitio de Internet, mis saludos, mi fe y los deseos orientados a resolver definitivamente y sin violencia los problemas que hoy los oprimen y afligen.

Que Dios los bendiga. Un fuerte Abrazo.

Marcelo H. Barba.

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