Hierros perimetrales ó de hoja…?

La pregunta que nos hicimos, nos hacemos y nos hacen muchos amigos que se inician… ¿qué es un palo de hoja ó forjado? O: ¿en qué se diferencian con los perimetrales…?

Pues bien, un palo de hoja (‘blade’) ó los llamados hierros ‘forjados’ son los primeros palos de Golf que datan de la época del 1900, que hasta hoy nos acompañan, salvando las distancias en las tecnologías y métodos de fabricación actuales; que poseen una cabeza que proviene de una pieza de acero moldeado y drásticamente aplastado en caliente, a través de prensas, hasta obtener la forma buscada. Luego son convenientemente limados y finamente ajustados hasta lograr su acabado final. Leer más …

Publicado: 10 octubre, 2024 - Por admin - Leer mas...


Pensar en Golf… y sin hablar.

 

Marcelo H Barba

Mientras jugamos, probablemente hacemos cosas que son incompatibles con las metas que nos fijamos. ¿Verdad…?

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Esto es cuando queremos jugar bien y tener un buen score, pero no somos consecuentes con nuestras actitudes ni contribuimos mínimamente para que podamos lograr nuestro objetivo. Leer más …

Publicado: 24 septiembre, 2024 - Por admin - Leer mas...


Cómo ganar algunos golpes…

 

Marcelo H. Barba

En realidad no existe una receta mágica para ahorrarnos golpes en un partido de Golf; en todo caso se trata de respetar un conjunto de situaciones que pueden ayudarnos muy positivamente a lograr ese objetivo.

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Mis pensamientos y convicciones me llevan a pensar que todo, en definitiva, se trata de nuestra actitud es decir, de querer y de proponernos a nosotros mismos cambiar en algo para obtener otra cosa diferente.

Obvio que la pregunta que sigue es: ¿en qué deberemos cambiar o qué cosa deberíamos cambiar?

Para ahorrar golpes en nuestras ansiosas vueltas de Golf de los fines de semana (para sumar 5 golpes menos, siendo conservador), podemos iniciar la lista por aquí:

a) Comencemos a jugar a partir de las 10 de la mañana. Entre dicha hora y el mediodía es el mejor horario para una serie de circunstancias que nos beneficiarán en el ahorro de golpes.

La explicación más simple es que a esa hora no nos encontraremos con humedad excesiva en el pasto. El piso mojado por el rocío, se irá secando a medida que el sol caliente la tierra. Parecerá obvio, pero cualquier cosa que ruede sobre un pasto seco rodará más que en el mojado… y ni hablar de los greens, porque allí experimentaremos todas las sensaciones de la humedad, desde la pelota que pica, se hunde, corre poco y siempre nos quedamos cortos del hoyo; hasta el otro extremo (según avanza la mañana) donde la veremos rebotar como picando sobre un tambor y deslizándose como si fuera por encima de un vidrio cuando todo está seco y caliente…

Por último, el hecho de salir a jugar más tarde nos dará la posibilidad (no despreciable, por cierto) de dormir y descansar unas horas más, esas que a veces necesitamos y no podemos disfrutar en nuestra cama. Podremos tomarnos un buen desayuno, en lugar de salir apurados con un café en la boca, y alimentarnos un poco mejor para sostener las energías que necesitaremos.

Llegar descansado a la cancha de Golf nos otorga un “hándicap” por sobre quienes comenzaron hace tres horas al amanecer, que supuestamente estarán mal alimentados, casi vestidos con sus pijamas y en pantuflas…

b) Si a pesar de todo insistimos en despertarnos con los primeros rayos del sol, o nos echan de la cama… tampoco salgamos a la cancha temprano. Aprovechemos la ocasión para practicar unas 30/50 pelotas en la zona de práctica. Eso nos aflojará el chasis, las articulaciones y nos dará una primera sensación de juego antes de poner nuestra pelota sobre el tee del 1.

c) Una vez parados sobre el tan esperado tee del 1, aquel que nos terminará de despertar con una bofetada de realidad, haciendo que nuestros primeros tiros sean despreciables… mi consideración entonces, para ahorrarnos otros golpes adicionales es simple: Olvidémonos del Driver por un rato.

Observemos más detenidamente nuestra bolsa de palos y escojamos cualquier otro que no sea el driver, a pesar de que tengamos frente a nuestros ojos un tremendo y largo Par 5… Sin miedo, tomemos nuestro hierro 7 (es un ejemplo) y ejecutemos un humilde tiro de 130 yardas, que no es tanto pedir.

Si todo funcionó como pienso… la bola habrá aterrizado en el medio del fairway sin ningún problema adicional (de esos que suman multas por irse al agua, por fuera de los límites o a un hermoso y húmedo bunker).

Mientras vamos entrando en calor y comenzamos a sentir las sensaciones del Golf, miremos al resto de los acompañantes (los que irónicamente se asombraron cuando nos vieron ejecutar la salida con un hierro). Ahora disfrutemos en silencio los destinos aventurados de cada cual, pero ni hagamos una mueca, sólo pensemos en que nos ahorramos un golpe… y apenas comenzó la vuelta.

Lo que sigue, dependerá de nuestro ánimo que seguramente estará mejor que al comienzo; de la distancia del hoyo y de las ganas que tengamos de pegar un hermoso 2do golpe con nuestra confiable madera 5 o 7…

d) Hace calor… hidratémonos. Aquí no hay secretos ni alternativas.

Llevemos siempre una bebida y tomemos un par de tragos cada 20/30 minutos, aunque no sintamos sed. Es fundamental estar hidratado para lograr una buena concentración. Cuando aparece la sensación de sed lamentablemente es tarde… y si la cosa avanza en esa dirección, en minutos más tendremos más ganas de tirarnos debajo de un regadero que de pegar un buen tiro.

e) Caminemos ágilmente, pero saquemos de nuestros bolsillos cualquier cosa que haga ruido (llaveros, monedas, etc.), apaguemos el celular o pongámoslo en modo vibrar y pidámosle a nuestros acompañantes que hagan lo propio. Pensemos más, detengámonos y observemos un poco más de lo habitual antes de ejecutar el tiro, luego volvamos a caminar ágilmente. Mantenerse activo en una caminata ágil impedirá la pérdida de calor en nuestros músculos y eso, es otro secreto importante para cuando estemos pegando y necesitemos potencia.

f) Hagamos un paso ‘frugal’ por el bar del hoyo 9. Una fruta, una bebida, una visita al baño y nos vamos. Evitemos un encuentro sibarita con los amigos de siempre y cambiemos en algo nuestra costumbre en ese sentido… cuanto más comamos, más tardaremos en digerirlo; nuestra sangre estará distraída ‘allá abajo’ tratando de resolver cosas del cuerpo en lugar de irrigar y mantener concentrado a nuestro cerebro.

g) Existe un ejercicio mental importante para no arrastrar nuestras miserias al próximo hoyo y seguir así, de hoyo en hoyo, recordando lo mal que nos fue, perdiendo la concentración de lo que vendrá y lo que está por resolverse en el presente. Practiquemos el mecanismo de hacer de cuenta que justo recién ahora comenzamos a jugar (aunque estemos por salir del hoyo 6, no importa); borremos el mal recuerdo inmediato a como dé lugar, pongamos nuestra cabeza en blanco y pensemos que acabamos de comenzar el partido.

h) El ahorro se pone sabroso (el ahorro de golpes digo) sobre el mejor lugar del campo: En el Green…

A esta altura de los acontecimientos, supongo que todos los que nos consideramos medio fanáticos le habremos dedicado unos cuantos minutos de práctica al putting-green, intentando tomarle la mano a las velocidades del pasto y a identificar cómo estamos de precisos con nuestra puntería. En lo personal, considero que invertir ese tiempo de práctica antes de salir a jugar evitará que nos sorprendamos cuando nos enfrentemos al Green verdadero del primer hoyo (aunque convengamos y coincidamos, en que no todas las zonas de ‘putting’ de los clubes se asemejan a los verdaderos greenes que posee el campo).

Digamos otra vez -como lo leímos y nos lo dijeron tantas veces- que tenemos que recurrir inexorablemente a una rutina confiable que nos permita: marcar y limpiar la pelota; observar lateralmente si sube o baja la línea; ídem para los costados tratando de ver si cae a la derecha o izquierda; hacer un ‘putt-swing’ de práctica para medir la potencia que le daremos; en fin, hasta podríamos incorporar la rutina de acomodarnos los calzones tal como lo hace el tenista Nadal antes de ejecutar su saque.

Lo importante de todo esto, sobre el Green, es no innovar. Tomemos nuestro putter como lo hicimos siempre y peguemos como pegamos siempre. Lo remarco así, porque si queremos ahorrarnos golpes, las prácticas de nuevas posiciones, golpes, grip de las manos, etc., deberíamos hacerlas antes y sobre un Green de práctica.

Cualquier cosa que nos distraiga o nos saque de concentración, debería ser una alarma interna que nos indique que deberemos revisar todo nuevamente, no toda la rutina, sino los ángulos, direcciones y potencia del golpe.

Si tenemos dudas de nuestra potencia (un factor generador de golpes adicionales) nunca, jamás, nos quedemos cortos del hoyo, es decir, es preferible pasarnos y volver, que frustrarnos por no haber llegado. Para aquellos casos en que la pendiente sea a favor del hoyo y nuestra pelota se encuentre por encima del mismo, hagamos de cuenta que el hoyo está una palma más cerca de la pelota de lo que realmente está.

Otro consejo práctico muy útil, es observar a los demás. Aunque parezca una tontería, el hecho de mirar y analizar la rodada y caída de cada uno de los tiros que nos preceden, nos ayudará a calcular nuestras variables. A veces vemos a golfistas que se apuran por ejecutar primero que otros, otras veces los vemos distraídos sin prestarle atención ni a la velocidad de caída que tienen ciertos tiros difíciles, en fin… como dice el refrán “Mirando se aprende mucho” aquí es 100% aplicable pero reformulándolo diría: “mirando al Green nos dejará conocer algunos de sus mil secretos”.

Cuando subimos al Green y aún persiste la humedad y rocío de la mañana, en su superficie hallaremos otra señal… allí habrán dejado sus imperceptibles líneas de rodada los golfistas anteriores a nuestra línea; y esas sutiles marcas podrán ser de gran ayuda para rectificar alguna de las caídas y potencias que originalmente nos imaginamos.

A bajar esos golpes de más y mis deseos de excelente Golf para el fin de semana.

Marcelo H. Barba

 

Publicado: 3 julio, 2024 - Por admin - Leer mas...


Cuanto más limpia… más vuela

Marcelo H Barba

Uno de los elementos más importantes de nuestro equipo son las pelotas, además de los palos, obviamente.

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Si no prestamos atención a su estado, estaremos regalándole distancia y precisión gratuitamente a la cancha y con ello probablemente desperdiciaremos excelentes ejecuciones.

No es un hecho menor que existan tantas e importantes marcas de pelotas, con variados modelos, componentes internos, terminaciones y durezas. La tecnología para fabricarlas avanzó significativamente en el tiempo, sin embargo, todas las marcas y modelos tienen una característica común: los hoyuelos que cubren el 100% de su superficie.

Esas pequeñas depresiones se llaman Dimples y existe abundante literatura al respecto, como para saber más de sus formas y de las cantidades que posee cada pelota, pero digamos en términos generales que cada bola posee entre 300 a 400 concavidades y que podrán presentase como círculos, hexágonos u otras geometrías.

Hasta hoy (más allá de las reglas sobre, que básicamente acotan su peso y diámetro) no apareció ninguna pelota que reemplace esa ‘particularidad’, pues parece ser la única forma aerodinámica disponible para que la bola impactada vuele a gran velocidad, se mantenga por más tiempo en el aire y se gane más distancia en cada golpe.

En cambio una pelota lisa, sin ‘dimples’, al volar crearía un efecto de baja presión por detrás de la misma, dicho efecto no haría más que aumentar la resistencia haciendo que caiga más pronto. Los hoyuelos en la esfera impedirán entonces, que se generen efectos aerodinámicos no deseados y que la bola se ‘sustente’ en el aire por un lapso mayor.

Ahora bien, cuando jugamos en un campo húmedo y embarrado, toda la suciedad que se adhiera a la pelota, hará que dichos hoyuelos queden tapados, conformando zonas lisas en un gran porcentaje de la superficie; motivo por el cual es más que aconsejable limpiarla cada vez que esté permitida esta acción; por ejemplo, cuando se habilita el juego con “lie mejorado” donde podremos marcar, levantar y limpiar nuestra bola sin cometer infracciones.

No obstante, juguemos o no con lie mejorado, he visto y todos podemos observar con mucha frecuencia que muchos golfistas desde el tee de salida inclusive, apoyan su pelota con suciedad, sin advertir que no es un problema de higiene o de basura, sino de performance en el vuelo de la misma…

Es interesante recurrir a la historia de los comienzos de este deporte-disciplina, porque las primeras pelotas que usaban quienes nos precedieron, eran totalmente lisas. En el mejor de los casos esféricas, pero recubiertas con un cuero cosido por dentro y llenas de plumas de ganso… Para leer un poco más sobre este tema en particular y conocer cómo cambió la pelota de Golf que hoy utilizamos, les recomiendo ingresar y aprovechar la información que nos ofrecen en este link: http://naukas.com/2011/04/04/por-que-las-bolas-de-golf-tienen-agujeros/

Que tengan un buen fin de semana –sin lluvia ni barro– y no olviden de mantener brillantes las pelotas de Golf en todo el recorrido…

Hasta la próxima.

Marcelo H. Barba

Publicado: 13 junio, 2024 - Por admin - Leer mas...


Quema esas fotos…!!

marcelo barba  mhbarba@gmail.com

Pensé que debería encontrar una explicación lógica para deducir definitivamente que pasaba con ese hoyo en particular, dado que por algún motivo, antes de jugarlo ya intuía que me iría mal, como siempre…

Cada vez que lo enfrentaba terminaba en el agua ó sumando golpes; rematándolo en doble boggie como mínimo. De alguna forma había grabado en mi mente un video que reproducía fielmente una serie de errores -inesperados- que me desconcertaban.

Analicé cada punto. Lo estudié con objetividad para descubrir si se trataba de un hechizo brujo ó de mi ‘mala predisposición’… y recién ahí me acerqué un poco a la respuesta.

Después de asesorarme más, llegué a la conclusión que ese «efecto-brujo» es Mental. Que les pasa a otros golfistas también, que sin ninguna explicación aparente llegan a un determinado lugar (siempre es el mismo hoyo) y cumplen con su «Profecía Auto Cumplida…» Leer más …

Publicado: 1 mayo, 2024 - Por admin - Leer mas...


Los Temas a Evitar

Marcelo H Barbajugadores-golf

 Puede que tengamos la suerte de jugar juntos con nuestros amigos y compañeros de siempre… o no. En cuyo caso, tendremos la oportunidad de compartir nuestra experiencia con otras personas que recién allí conoceremos.

 

Normalmente uno sigue el protocolo de la educación y del respeto, comenzando por presentarse y saludar amablemente a quienes luego serán nuestros acompañantes durante los próximos 18 hoyos, inclusive intercambiando las tarjetas de score entre los jugadores. Leer más …

Publicado: 24 abril, 2024 - Por admin - Leer mas...


Y ahora… para Seniors (por no decir ‘viejitos’)

 Marcelo H Barba

Notas atrás, compartimos sugerencias y experiencias relacionadas con buenos profesores, profesionales y algunos consejos para quienes se iniciaban y hacían sus primeras salidas al campo de Golf.

Unknown

Ahora intentando un equilibrio, hablaremos de los mayores, de quienes ya transitaron y acumularon sensaciones y están en la otra punta de la recta; de ese largo camino que emprendimos y aún estamos transitando con la ilusión de no terminarlo nunca.

En ciertas ocasiones, sea por temas de salud, de los huesos y articulaciones y de esas malditas cosas que se gastan… se nos hace difícil mantener una frecuencia de juego mensual. Quiero decir, ir los cuatro fines de semana, o los cuatro sábados del mes o quizá sólo algunos domingos. Y ello sucede, porque de lunes a viernes no hay tiempo suficiente para reponernos al 100%.

Entonces… nos ungimos con cremas mágicas ‘anti-algo’ o nos tragamos un par de pastillas ‘potentes’ que ayudan a tapar los malestares, pero lamentablemente nos afectan otras partes del organismo. Qué lucha señores…

Mientras viajo rumbo a la cancha (porque a pesar de los achaques sigo insistiendo) en un sábado primaveral y radiante, voy pensando en prepararme mentalmente, es decir, aceptar sin tanto tormento y con más de sabiduría, que estos episodios de salud –inevitablemente- se presentarán con alguna frecuencia y habrá que aprender a convivir con la patología. Otras opciones no tenemos…

Más allá de aceptar (a veces no tan dócilmente) que uno va perdiendo algo de potencia y distancia, confieso que también algunos días no logro completar 18 hoyos… pero eso no es molesto; al contrario, me retiro bastante bien y entero en el bar del 9… prefiero abdicar ahí que cargar con dolor de rodillas por un par de días; además, el bar es el punto más cercano al vestuario…

A pesar de ello me siento un tipo feliz… Por el placer de estar en contacto con la naturaleza; por la alegría de compartir el Golf con mis ‘infaltables amigos de siempre’; por seguir practicando este ‘vicio’, que ni me obliga a ser mejor, ni más rápido ni competitivo con nadie, sólo a estar atento con el campo que circunstancialmente deseo conquistar, haciéndole algunos pares (y si se distrae… algún birdie).

Todo es un proceso y lo acepto como parte de los cambios que va sufriendo nuestro cuerpo. Sería necio no hacerlo. Doy gracias que la mente (gracias a Dios) no se deteriora a la misma velocidad que el físico, porque de otra forma ni sabríamos quiénes somos ni a qué vamos al Golf.

Uno se resiste un poco y todavía piensa que sus músculos, nervios y huesos seguirán respondiendo inmediatamente a las órdenes que les envía el ‘coco’, pero la realidad es que reaccionarán más tarde o quizás más débilmente.

Pero en todo caso, pensemos que siempre hay alternativas.

Tanto como aquel novato, que oportunamente necesitó ayuda de un buen tutor o profe, que lo guiara en su crecimiento, resulta que… ahora nosotros… también requeriremos un apoyo profesional (es lógico y natural) para adecuar nuestro juego al cuerpo (¿o será el cuerpo al juego?) y a esos elementos que siempre utilizamos desde hace tantísimo tiempo y jamás pensamos en adaptarlos.

Desde mi punto de vista, existen dos aspectos (o tal vez más…) por el que deberíamos encontrar alguna solución:

  1. Desde el Físico y la Mente: Si bien es un tema personal, no obstante, cada uno sabrá cómo se siente con su cuerpo, si lo cuida lo suficiente; si se alimenta correctamente; si necesita alguna visita al médico, con análisis clínicos, dietas, refuerzos vitamínicos, etc.; ya sea para mantener o recuperar su estado y rendimiento físico; pero siempre, dependerá mucho de la atención que le demos a las ‘alarmas’ internas que recibimos y nos alertan de alguna rápida “entrada a boxes”, como en la F1…
  2. Desde nuestros palos: Este punto en particular no depende de nosotros, o por lo menos no tanto; porque estaremos limitados a opinar y transmitir esas nuevas sensaciones que experimentaremos, cuando nos hagan probar otras alternativas más adecuadas a nuestras posibilidades ‘reales’.

Serán los profesionales (con sus propias metodologías y elementos) quienes en definitiva nos midan y recomienden algún cambio, como por Ej.: bajar la dureza de varillas de los palos, porque ‘antes’ usábamos varas muy rígidas y ahora (con nuestra velocidad de cabeza de palo) necesitaremos durezas menores y flexibles para sacar el máximo rendimiento a cada golpe.

Obvio… también nos ofrecerán sus consejos para corregir aquellos movimientos erróneos o viciosos que (en un 99% de los casos) sin quererlo, fuimos adquiriendo e incorporando para corregir o creer que así eliminábamos ciertas debilidades.

Cuesta un poco, pero en definitiva hay que aprender a ‘escuchar’ lo que nos dice el cuerpo…

Estamos a tiempo de tomar buenas decisiones con pocos ajustes técnicos y eso nos dejará más satisfechos con los resultados que obtengamos.

Tampoco dejemos de visitar dos sitios: el consultorio médico y la tienda de Golf especializada en “Fitting”, ya que en esos dos lugares seguramente encontraremos soluciones para adecuar y sintonizar nuestras nuevas fortalezas.

No escapamos… ni en la etapa de comienzo, ni en la del final… así es el Golf y será difícil prescindir de la ayuda especializada.

Que tengan un magnífico juego y ojalá puedan ser 2 o más en el mismo mes… (ojo, somos mayores y sólo me refiero al Golf).

Pero no dejen de verse, como todas las semanas, con los amigos de siempre..!!

Hasta la próxima.

Marcelo H. Barba

 

 

 

Publicado: 23 abril, 2024 - Por admin - Leer mas...


EL ROUGHT (Y COMO ACEPTARLO)

 

 

Marcelo H Barba.

Diría que es imposible para nuestro nivel de juego (y hasta el de los profesionales), no visitar el rought cada vez que jugamos. Sería como pensar que nuestra suegra nunca vendrá de visita a casa, por unos días…

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Hubo un ‘gigante’ del Golf, el querido Seve Ballesteros que decía: “Me gustaría que los fairways fueran más estrechos. Así todo el mundo tendría que jugar desde el rough, no solo yo…”y lo expresaba así, porque con su potencia visitaba frecuentemente a esos pastos. Aunque sabemos (lo podemos revivir por  Internet) que allí comenzaba su magia y nos hacía sentir que no había nada que lo detuviera, ni siquiera ejecutar un tiro de recuperación desde una playa de estacionamiento…    Leer más …

Publicado: 28 febrero, 2024 - Por admin - Leer mas...


Consideraciones sobre elementos de Golf (¿por qué los usas…?)

Marcelo H. Barba

Si, reglamentariamente sabemos que no podemos cargar más de 14 palos en nuestra bolsa, pero la realidad es que llevamos esa cantidad sin haber estado convencidos de utilizarlos, es más, si pudiéramos llevaríamos 30 !!

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Creo que hasta podríamos comparar la bolsa de palos con una buena y completa caja de herramientas.

Para quienes gustan este tipo de elementos (me encantan las herramientas), al ingresar a algún ‘súper’ del tipo Walmart por Ej., en el sector de ferretería no puedo dejar de ilusionarme con los materiales exhibidos. Si pudiera me llevaría hasta una sierra para árboles…

Si pienso en las mujeres, creo acercarme con un modelo similar observando la bolsa (la cartera que utiliza para salir a la calle) de mi propia esposa, que no está lejos de parecerse a una caja de herramientas. Diría que asombraría al mejor mago del planeta cuando comience a sacar uno a uno los elementos que guarda… y obviamente, todos clasifican como ‘vitales’… e imposibles de no llevarlos consigo.

Con nuestra bolsa de palos, pasa algo parecido. Si mirásemos detenidamente el estado de los ‘grips’ (empuñaduras) de cada palo, notaríamos que algunos tienen la apariencia de no haber sido utilizados desde que los compramos. Díganme si acaso el grip del sand presenta el mismo desgaste que el del hierro 3… Fíjense el estado de las caras y sus estrías.

Para mí la respuesta a esta ‘exageración’, si me permiten el eufemismo, pasa por otro lado. Cuando queremos imitar a los grandes profesionales en sus estilos, en su perfección, en su juego en general… y no podemos; sin embargo nos resultará más fácil emularlos, adquiriendo las mismas marcas y elementos que ellos.

Más allá de ser una cuestión de márketing (inyectado a nuestra mente con miles de horas de campañas televisivas, revistas, etc.) existe una cuota personal de imitación –inconsciente- que hace que, quien se considere ‘golfista’ y además desee que lo identifiquen como tal, deberá parecerse con el mismo atuendo y elementos que transporta un verdadero ‘Sr. Golfista’; es decir, en sus ropas, zapatos, guantes, gorras y por supuesto en una bolsa con 14 palos… de ser posible de la misma marca y modelo.

No olvidemos que, en cierta medida, el Golf además de considerarse una verdadera disciplina, no deja de ser un hermoso y divertido “juego” y como tal, enciende nuestro natural perfil lúdico.

Esto nos retrotrae a nuestra infancia; donde para serlo también había que parecerlo… Es decir, cuando jugábamos a los Cowboys deberíamos tener como mínimo, un sombrero de Cowboy, algún revólver en la cintura y de ser posible un par de botas… del mismo modo que, quien oficiase de indio, debería tener todo su aspecto con pluma, arco y flechas.

Entonces, si ‘jugamos’ a ser golfistas, ¿cómo no vamos a tener todo eso que tiene un Golfista profesional de la tele…? Además de serlo deberemos parecernos. Funciona así.

Tuve la fortuna de ver la película de Severiano Ballesteros (“Seve”) que a modo de crónica, nos muestra la historia de este maravilloso Golfista desde su etapa de niño campesino, amante del Golf desde su adolescencia, viviendo en un seno familiar austero, donde cada cual se ganaba el sustento duramente. Seve, tuvo siempre la esperanza de ser jugador y Campeón. Muestran cómo comenzó su grandiosa experiencia usando su único y primer palo, un hierro 3 armado por él mismo, con una cabeza real que le regaló uno de sus hermanos y una vara de madera que Seve le ató a la misma. Ese único elemento le sirvió tanto para el fairway, como para los bunkers, las salidas y los approaches…  Algo que a mi juicio deberían ver todos los amantes de este deporte.

En otra oportunidad asistí en un club, a una charla para jóvenes golfistas que impartía el Maestro Roberto De Vicenzo. Me ‘filtré…’entre los chicos que escuchaban al Maestro que les decía cómo con un hierro 3 (precisamente), modificando el stance y el tipo de swing- se podía dejar a la pelota muy cerca de las banderas de 20, 50 y 100 metros. Les hablaba de la confianza que uno en definitiva genera con sus palos y de la mucha práctica. Decía que se podría recorrer todo un campo de Golf utilizando exclusivamente un hierro 7, por Ej., inclusive para usarlo desde la arena.

No me considero trasgresor pero sí un profundo cuestionador, trato de encontrarle las explicaciones (que puedo) a cada situación, como por ej., al ridículo uso que se le da al guante en la mano que toma al palo.

Créanme que es un elemento absolutamente innecesario para ‘nuestro nivel’ de golfistas, ya que nace y se utiliza en los niveles donde se practica diariamente (más de 4 horas diarias), se compite semanal o mensualmente y se trata de evitar callosidades o durezas incómodas para obtener la mejor sensibilidad a la hora de ser precisos. Eso también explica el motivo por el que los profesionales se quitan el guante cuando utilizan su putter sobre el green…

Cuando señalé ‘nuestro nivel’ de golfistas, me referí al segmento de amateurs al que pertenecemos, que muy rara vez (nunca) practicamos más de 4 horas cada día, ni tampoco intervenimos en torneos como los profesionales. Pero más allá de eso, no se nos debe escapar del análisis, el swing y las velocidades que imprimen los ‘Pro’ en cada uno de sus golpes, respecto de los amateurs; mientras que el 90% de los jugadores de ‘nuestro nivel’ raramente supera una velocidad de swing de 60/70 MPH (Millas por Hora), el de los profesionales ronda y a veces supera los 120 mph.

Como ejemplo, menciono con orgullo a un gran exponente sudamericano, Jhonattan Vegas, que registró la velocidad más rápida de cabeza del palo, con un golpe a 134.33 Mph (medido por computadora). Imagínense cómo le quedarían sus manos luego de horas y horas de práctica, si no utilizase alguna protección para sus palmas…

Sin embargo… todos los amateurs (lejos de llegar a igualar semejante potencia y velocidad) utilizamos el inexorable guante, muy especial, vistoso, de colores, con alguna publicidad y por supuesto, costoso…

Voy a ser aún más incisivo (pidiendo disculpas anticipadas a las conocidas marcas de palos de Golf):

Todos hemos adquirido nuestro equipo (me refiero a los hierros y maderas) ya sea que fueran usados o nuevos, fuimos a una tienda, elegimos dentro de nuestros presupuestos a las mejores marcas (obvio no cualquier marca, sino aquellas que usan los profesionales) compramos orgullosos nuestros palos y los cargamos en una bolsa: Al rato salimos al campo con la mejor expresión de felicidad… por sentir que ya pertenecíamos.

A la hora de comprar los palos, casi ninguno de los amateurs que conozco (me incluyo en mis primeras experiencias) tuvo la mínima precaución de probar e intentar otras opciones más ‘adecuadas’ a nuestro cuerpo, altura, swing, etc. Compramos elementos ‘estándares’ que obviamente también son aptos para Carlos, Sergio, Juancito y fulanito, como si se tratara de una prenda de vestir de talla “Medium”.

No obstante, como dije en otra nota reciente, referida a la Maduración de nuestro juego y a las exigencias que nosotros mismos nos iríamos proponiendo con el tiempo, a medida que alcanzáramos cierto nivel de experiencia, comenzaríamos a notar que no todo es lo mismo ni igual… que nos haría falta ‘algo más’ que nos ayudase a ajustar técnicas y habilidades. Un fitting, por Ej.

Recién después de atravesar por un proceso de fitting completo, con una guía y orientación profesional con cada elemento a testear, estaríamos en condiciones de elegir cuál sería la mejor varilla en función a nuestra velocidad de swing, para que cada uno de los palos que utilizamos en el campo rinda al máximo. Cuál debería ser el mejor loft para nuestras maderas y si realmente necesitaremos cargar por Ej., con un hierro 3 o un híbrido. Todo eso… sin siquiera hablar de marcas o modelos en particular.

Cuando miremos nuevamente dentro de nuestra bolsa de palos, qué cosas llevamos y para qué las utilizamos… así como cuando nos pongamos el infaltable guante en alguna de nuestras manos, o determinado gorro sobre nuestra cabeza, si es que no cobramos ningún dinero por publicidad, pensemos un minuto en esto que les digo aquí: en el real motivo y justificación de su uso. De la misma forma que cuando queramos sacarle mucho rendimiento a los palos ‘comerciales’ que alguna vez compramos y no podamos sino a través de un análisis de fitting.

Tal vez estemos intentando usar un martillo para ajustar un tornillo y nadie nos advirtió que no es la herramienta adecuada, o probablemente, nuestro físico haya sufrido algunos cambios con el tiempo (la edad, la disminución de  potencia) y por fin necesitemos ajustar la dureza de las varas y recurrir a un cambio muy positivo. Nunca es tarde.

Que disfruten del Golf entre amigos y siéntanse respaldados por las mejores marcas…!!

Hasta la próxima.

Marcelo H. Barba

Publicado: 13 febrero, 2024 - Por admin - Leer mas...


Algo Radical …….

Marcelo Barba

Promediaba el hoyo 11 y en realidad no había ejecutado un tiro ‘tan’ malo, simplemente apunté allí y salió
precisamente hacia allí… hacia las raíces de ese añoso, gigante y hermoso árbol a un costado del fairway.
Una pena, pensé, porque hubiera sido un buen tiro…
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Bastante molesto, me dirigí a preparar la próxima ejecución, rumiando pero a la vez esperanzado en que,
con un hierro 7 podría volver al pasto y recuperar la compostura para afrontar el resto del hoyo, desde
unas 90 yardas, quizás más.
Dejé mi bolsa a unos metros del árbol y me fui agachando entre unas ramas hasta donde suponía estaba
escondida mi pelota, pero ya llevaba en mis manos el hierro siete. (Primer error)
Sin advertir ni observar con mayor detenimiento el asiento de la pelota, me preocupó más la altura de
ciertas ramas que me impedían realizar un swing completo, con lo cual, tomé el palo más corto y le pegué
con todas mis fuerzas. (Segundo error…)
Alcancé sólo 40 yardas… con la cabeza de mi pobre hierro 7, que se desprendió de la vara cuando impacté
de lleno a una de las raíces del gran macizo (que parecía reírse de mis resultados); y me temblaron hasta
los dientes postizos…
Acababa de asistir una nueva lección de Golf, en vivo, con mi propia persona y con mi ‘ex-hierro7’.
Qué aprendí:
Primero, que antes de ir tan decidido a pegar un tiro, tomando automáticamente el palo que
‘supuestamente’ creía me ayudaría a recuperar la situación, nunca debí dejar la bolsa sobre el fairway (por
vago y por creer que ese era un tiro más), en cambio, debí haberme acercado hasta la pelota con todo el
equipo y recién allí tomar la mejor decisión sobre qué palo utilizar…
Esto es Golf amigos, y nada se puede dar por supuesto, ni conocido, ni superado; cada golpe es diferente al
que ‘creemos’ dominar. Pero de todo se aprende.
Segundo, antes de impactar una pelota en las zonas cercanas a cualquier tipo de árbol, tendría que
haberme asegurado (más allá de poder realizar un swing completo) si el asiento donde reposaba la misma
era bueno, sobre todo, porque podría descansar justo detrás de una hermosa y gruesa raíz disimulada y
bien tapada con otras hojas, pero me ganó la ansiedad… y lo pagué caro.
Salí debajo del árbol empuñando una vara descabezada y tratando de encontrar la otra parte que había
volado junto con la pelota… las encontré a ambas y traté de borrarme el episodio, aunque no pude.
Para no aburrir a nadie, diré que no fue mi mejor día de Golf. Esa imagen me persiguió hasta el 18.
No obstante lo desventurado del episodio, confieso que aporté una cuota de alegría para los amigos que me
acompañaban en la vuelta, ya que no pudieron aguantar sus carcajadas y bromas sobre mi vehemencia
(que obviamente compartí durante y después del encuentro, pero sin mi 7…)
Qué debí hacer y no hice..?: a) Llegar a la pelota, verificar que efectivamente era mi pelota; b) Calmarme;
c) observar todo lo que podía, incluyendo las raíces y demás elementos que rodeaban a la misma (quizás
pudiendo limpiar mejor la zona que rodeaba a la pelota, evitando moverla); y d) recién ahí elegir el palo
más adecuado para quitarla, sin la intención de ganar más distancia de la que necesitaba… Esta breve
rutina me hubiera ayudado por ejemplo, a seleccionar el putter (sí… un putter) para sacarla hacia un
costado, evitando la raíz pero alejándola lo suficiente de la zona de riesgo.
Estimados golfistas… creo que cuando uno ejecuta un tiro -no tan bueno- y, lamentablemente termina con
su pelota pegada a un árbol, tiene que mentalizarse (prepararse mientras camina hacia ella) que ese
simple hecho hará que perdamos mínimamente una ejecución, ya que será poco probable, salvo que se
arriesguen a quebrar la vara del palo, que podamos recuperarnos de esa zona ciega y complicada hasta
para hacer un swing; lo más importante en todo caso, será calmarnos, respirar 2 o 3 vece con profundidad
y resignarnos, cualquier otro tipo de reacción ‘intempestiva’ nos ayudará a cometer errores, a sumar golpes
y furia…
Mis deseos de buen Golf, con muchos amigos; pocos árboles en el camino (y que cuiden mucho a sus
palos).
Hasta la próxima
Marcelo H. Barba

Publicado: 1 febrero, 2024 - Por admin - Leer mas...


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