abril 8, 2020

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Marcelo Barba

 

Una serie de dudas que nos preocuparán, ya pasamos o estamos pasando en muchos partidos de Golf.

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Preguntas que desafortunadamente no tienen una sola contestación, sobre todo cuando visitamos campos donde no habíamos jugado antes. Las dificultades seguirán acompañándonos, cambiando y apareciendo otras nuevas; pero a medida que vayamos adquiriendo cierta experiencia las iremos solucionando o (como suele pasar en nuestra vida) nos acostumbraremos a cargarlas… 

Y lo más complicado (o asombroso, diría) para resolverlas, es que dependerán de otras variables y condiciones que no manejamos ni imaginamos siquiera poder dominar.

Meses atrás, nos dirigíamos al Golf con mis amigos… La conversación comenzó en el auto, temprano en una mañana fría y compartiendo unos ‘Mates’ en el viaje. La charla se inició por las cosas que normalmente nos preocupan cuando jugamos con tanta humedad, derivando en opiniones sobre la potencia que deberíamos sumarle a los golpes y la cantidad de ejecuciones ‘de más’ que –seguramente- cargaríamos en este día tan mojado, ya que la pelota no rodaría casi nada.

Llegamos, convencidos de no pretender buenos scores, pero contentos por compartir otra jornada más de Golf. El tema ‘humedad’ (más que nada, por la hora en que jugamos) es una particularidad que nos acompañará hasta el verano o ni bien comiencen los buenos calores, así que… a mojarse los zapatos sin pensarlo más.

Pero las dudas siguieron, porque antes de tomar posición en el tee, apareció otra adicional: alguno sugirió recordar los hoyos más ‘difíciles’ del campo para armar alguna estrategia; enseguida pensé irónicamente que proponer eso ya sonaba como alucinante, ya que si bien hay hoyos más ‘temibles’ que otros, en términos de complicaciones (agua, bunkers, fuera de límites, etc.), lo que en realidad existe y es más complicado de resolver, es la combinación de variables que hace absurdo catalogarlos como hoyos más o menos duros que otros, porque todos en definitiva poseen su grado de dificultad, si además consideramos nuestros propios hándicaps para resolverlos.

Mi opinión para intentar cortar una charla sin final y apurarnos a pegar nuestro primer tiro, fue que –estuviera el pasto húmedo o seco- los hoyos más dificultosos para nuestro hándicap -alto por cierto- serían por ejemplo, los par 4 largos, de esta y de cualquier otra cancha. En esos casos, síresultaría más efectivo considerar una estrategia previa para lograr un par o algún respetable boogie…

Por si hace falta identificarlos, me refiero a los par 4 que están al límite de considerarse par 5, es decir, los que superan los 450 yardas o más… pero a pesar de ello (como decía Einstein) “todo es relativo”. Dado que precisamente por nuestro hándicap, nada nos impediría jugarlos como si fuesen par 5.

Lo que pasa en la realidad, es que todo golfista amateur (entre un 18 a 23 de hándicap) si viene jugando de una manera regular y con optimismo, podría llegar a suponer que en un Par-3 corto, la probabilidad de dejar su pelota en el green con su primer golpe es significativa. Siguiendo esa misma línea de confianza y con más optimismo, pensará también que en un Par-4 podría dejar su bola sobre el green con su segunda ejecución y en un Par 5 con su 3er o 4to golpe. Eso sería algo muy bueno, no?

Desde mi propia óptica, no tan optimista, me sigue pareciendo dificultoso jugar los pares 4 (largos y no tanto) y dejar mi pelota sobre el green con la segunda ejecución, sin mencionar a los pares 5, obvio…

Es ahí donde pienso que entran en juego las otras variables, que se relacionarán con nuestras habilidades y se ponen al límite de lo que realmente creemos que podemoshacer. Más allá de caer en el agua, en la arena o pifiarla…

En algún punto de nuestra miserable experiencia, nos parecerá que no podremos permitirnos por ejemplo, fallar el tiro de salida y mandarla al rought. En un Par-4 esta desafortunada acción anularía la chance de llegar en dos al green o de hacerle par; menos aún, ejecutar un segundo tiro débil que nos deje lejos del green, como para poner en riesgo un 3er. tiro salvador hacia la bandera. Pero todo esto es una quimera que siempre perseguiremos mientras seamos amateurs.

De cualquier forma, coincidan o no con esta sensación personal, la intención es transmitir que más allá de reconocer dudas y dificultades con las distancias, también hay que considerar la combinación de más variables: nuestra propia destreza y justo en ese día; el clima (la humedad); el diseño del hoyo, sus defensas naturales y artificiales; los árboles; desniveles; vientos; la suerte misma, en fin…

Mi sensación y pensamientos en estos casos es que, si tuviera que ‘catalogar’ con algún nivel de dificultad a todo lo que nos rodea y desarrollamos en el Golf; me circunscribo y siempre me referiré a dos cuestiones:

a)    La ejecución de un buen Approach

b)    Nuestra performance sobre el green

Porque (seamos sinceros) aunque utilicemos 2, 3, ó 4 golpes para llegar -en el mejor de los casos- ineludiblemente nos enfrentaremos a esos desafíos, cuando nuestra pelota quede corta y abajo del green. Es ahí donde tendremos que poner nuestra mejor concentración y capacidad para subirla y dejarla lo más cerca posible del hoyo. Del mismo modo que cuando estamos intentando ‘cerrarlo’ con la idea de hacer dos Putts como máximo, arrimando y embocando. Ni hablar entonces cuando nos vamos con la satisfacción de haber embocado desde afuera (tremenda suerte) o ejecutado un solo Putt…

En definitiva los años que tengo me sirven (entre otras cosas), para convencerme finalmente de que un buen resultado en un partido de Golf, proviene de nuestra performance en el green y sus alrededores. El resto de las ejecuciones y de los obstáculos que la cancha misma nos presenta son importantes, no lo dudo, pero si uno las llegase a dominar ejecutando tiros perfectos, tampoco servirán de mucho si en esa zona que identifiqué no somos regulares y precisos.

Piénsenlo… con el tiempo las distancias se llegarán a dominar (o a compensar); las sacadas de la arena también; los ‘slices’ y/o los ‘ganchos’ que nos sacan de límites o nos envían al agua, en algún momento y con práctica también dejarán de preocuparnos; pero nunca jamás seremos perfectos en la lectura de las caídas y velocidades de un green.

Tenemos el ejemplo delante nuestro, en la tele, en cada torneo… donde observamos que todos los profesionales llegan con mucha facilidad a una misma zona, sin embargo, el partido se definirá sobre y alrededor del green.

Un profesor me dijo: “El Golf tiene una injusticia muy dura y difícil de aceptar, cuando un Putt de 10 cm. vale lo mismo que un Drive perfecto de 390 yardas…”

Les deseo buen fin de semana con amigos y mucho Golf..!!

Marcelo H. Ba

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